En cuanto a la primera actividad que realizamos en este
bloque de analizar un ciclo de menús en nuestro centro educativo, me ha servido
para varias cosas:
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Por un lado, he podido observar cómo en algunos
grupos de alimentos no se llegaba al mínimo recomendado. Ha sido en el caso del
huevo. Al evaluar a mis compañeros he comprobado que, exceptuando uno, en el
resto de casos ocurría lo mismo.
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Por otro lado, he podido comprobar que los
menús de los centros educativos cubren en su inmensa mayoría, las necesidades
nutritivas de nuestros alumnos/as. Por lo que, si contamos con algún alumno cuya
familia no dispone de los recursos necesarios para que el niño o la niña en
cuestión pueda comer pescado o carne. El comedor juega este papel
importantísimo de compensar dichos déficits. Normalmente son los alimentos más “caros”
y los primeros en ser suprimidos de la dieta de los niños.
En cuanto a su aplicación en el contexto escolar, esta
actividad la adaptaría y quedaría de la siguiente forma:
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En lugar de un ciclo de menús mensual, a cada niños/a
le daré una tabla en blanco para realizar una observación semanal. Es decir,
ellos deberán ir rellenando la tabla diariamente, indicando los alimentos que
consumen en DESAYUNO, ALMUERZO, COMIDA,MERIENDA Y CENA. Así durante una semana.
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Una vez los alumnos han rellenado dicha tabla,
deberán clasificarlos por grupo. Al ser niños/as de Educación Primaria, centraremos
nuestra atención sobre todo en la presencia de bollería industrial, así como la
presencia o ausencia de frutas y verduras.
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Una vez analizadas las tablas, podríamos
profundizar un poco más en las cantidades (frecuencia) recomendadas por grupos
de alimentos para que los alumnos reflexionen acerca de sus hábitos
alimentarios y ver si deben realizar algún cambio en su dieta.
La segunda actividad del
Bloque 3 me ha resultado muy interesante y he extraído varios aprendizajes de
ella:
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He podido cuantificar el gasto calórico de
todas y cada una de las actividades que forman parte de mi día a día.
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He comprobado, como sospechaba, que debo
ingerir mayor cantidad de calorías. Digo que lo sospechaba porqué desde hacía
algunos meses he estado sintiendo como que me faltan fuerzas a media tarde.
Tengo la solución: incluir en mi menú un segundo plato y en cuanto a la
merienda, enriquecerla con la presencia de un puñado de almendras y algo de
cereales.
Su aplicación en el aula
podría ser la siguiente:
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En mis sesiones de Educación Física y pensando
en los niveles superiores (5º y 6º), a la hora de trabajar los contenidos
referidos a las capacidades físicas básicas: la resistencia sería la elegida. ¿Cómo?
Pues en un primer momento, realizaríamos desplazamientos caminando durante unos
3 minutos (a ritmo medio), luego realizaríamos una pequeña carrera continua de
unos 3 minutos también. Una vez realizado, les enseñaría a calcular el gasto
calórico de las actividades que han realizado.
De
esta manera, contextualizaríamos de una manera natural, la relación entre
actividad física, alimentación y gasto calórico.
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Después de calcular el gasto calórico, podemos
mostrarle distintos alimentos que están presente en su día a día como: bolsa de
patatas, coca-cola,etc… Para que ellos empiecen a reflexionar acerca de si su
presencia diaria les compensa o no a medio/largo plazo.
Una vez más, seguimos
aprendiendo!
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